POR: JAEL SÁNCHEZ
A partir de hoy ya no volverás a dormir igual, y es que después del gran éxito de La Monja, esta entrega llega con su segunda secuela a la pantalla grande.
Después de un recorrido tétrico, mismo que se convirtió en toda una experiencia, fuimos testigos de cómo sin duda alguna, el público se mantendrá al filo de la butaca. Y es que el mal se apodera de con la propia aparición de La Monja.
Este terrorífico filme del director Michael Chaves, retrata lo que el género demanda, con una historia que se remonta años atrás, y donde este peculiar personaje de la Monja, tiene apariciones que no se te borrarán de la memoria, no solo con esa mirada brillante, sino por la narrativa que trae consigo desde la entrega de El Conjuro, Anabelle y ahora La Monja.
Una historia llena de manifestaciones, en donde hasta el momento, no se ha descubierto cuál es el origen de este personaje, y que conforme pasa el tiempo, el suspenso crece más y más.
Sin duda, un verdadero referente del cine de terror, y el director ha sabido hacerlo de la manera correcta, sin caer en lo absurdo o en lo irreal. El escenario central de la película es el internado para niñas St. Mary, ubicado en el Couvent des Prêcheurs de Aix en-Provence, un antiguo convento fundado en el siglo 13.
A pesar de la antigüedad de la estructura, el departamento de arte trabajó por semanas para convertirlo en un entorno consolidado, falsamente envejecido y apropiadamente espeluznante. La capilla en desuso se creó íntegramente dentro del gimnasio del espacio actual.
Una entrega que trae consigo no solo la trama, sino todo el trabajo detrás de, desde la parte de producción, escenografía vestuario, música y más, son elementos que se han sabido conjuntar y ser una de las sagas más esperadas de la industria del cine.