POR: DIANA SÁNCHEZ
La pandemia ha acelerado el desarrollo de aplicaciones y canales digitales, para que las empresas puedan solucionar las necesidades de sus consumidores. El uso del Low-code, ha sido un gran aliado, lo que lo ha obligado implementar nuevas herramientas de
interacción.
El low-code o "código bajo", permite desarrollar aplicaciones móviles y web por medio de plantillas, ahorrando tiempo de ejecución y creación de software. Se predice que su uso crecerá un 23% en 2021 e integrará tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el
aprendizaje automático y la biometría.
Entre los beneficios del código, se encuentran: eliminación de cuellos de botella con
empresas con poca experiencia tecnológica o con mucho trabajo; permite a los
desarrolladores trabajar en proyectos simultáneos; reducción de los tiempos de entrega y reducción de errores en su desarrollo.
Con su evolución, está destinado a convertirse en una herramienta tecnológica a nivel
empresarial, porque busca integrar estándares de seguridad, funcionalidad, entre otras.
Aunque muchas empresas han empezado a implementar el low-code en sus aplicaciones, apenas es solo el principio de demostrar su potencial.