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¿Qué dispositivo usar si tengo disminución auditiva?


En México, de acuerdo con la Secretaría de Salud, existen más de 2 millones de personas que tienen algún nivel de pérdida auditiva: más del 50% son mayores de 60 años; poco más de 34% tienen entre 30 y 59 años; y cerca de 2% son niñas y niños.


Por fortuna, actualmente existen soluciones como los aparatos auditivos, que buscan compensar una pérdida auditiva concreta, por lo que son totalmente personalizados según las necesidades específicas de cada persona. E incluso, con un diagnóstico oportuno, pueden llegar a desacelerar esta disminución y por lo tanto, mejorar la calidad de vida de las personas.


“Para encontrar la opción adecuada que nos ayude a seguir disfrutando de todas las emociones del sonido, siempre será necesario consultar a un profesional de la audición ya que el nivel de pérdida auditiva solo se puede conocer a través de un estudio llamado audiometría”, explica la audióloga Catalina Bulla, especialista de GAES México.


Y es que además de estos dispositivos, también existen en el mercado otras opciones como los amplificadores, que como su nombre lo indica, son aparatos destinados a aumentar el nivel del sonido en general a través de un botón de encendido / apagado y un ajuste de volumen.


“Los aparatos auditivos y los amplificadores tienen grandes diferencias entre sí. La más importante es que los primeros son un dispositivo médico cuyo objetivo es solucionar o minimizar la pérdida de audición de acuerdo a necesidades específicas, mientras que los segundos simplemente son dispositivos electrónicos cuya función se limita a aumentar el sonido en general sin ninguna personalización”, explica Catalina Bulla, audióloga de GAES México.


La solución para la disminución auditiva nunca será pedir que hablen más fuerte en las conversaciones o subir a un nivel considerable el volumen a sus aparatos electrónicos, pues esto podría empeorar la situación y orillarlos al aislamiento.


El oído como cualquier otra parte del cuerpo requiere de estimulación y ejercicio. Si el estímulo desaparece, la pérdida auditiva empeora y la comprensión del habla también empieza a deteriorarse.


La función de los aparatos auditivos es mantener activos estos estímulos de una manera cero invasiva y que no requieren ningún tipo de intervención, por lo que se pueden poner y quitar según se desee.

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